
En una noche agosto nos reencontramos. Habían pasado años, pero la alegría al leernos rememoraba cuando nos encontrábamos cada verano. Rápidamente acordamos quedar para vernos, pero por circunstancias personales, había que esperar ¡20 días!
Algunas charlas por WhatsApp nos pusieron al día sobre nuestras circunstancias personales.
Los días pasaban y, por una carambola del destino, la ansiada cita se adelantó 6 días ¡bien!

